mercredi 15 septembre 2010

5. Planet of Slums: urban involution and the informal proletariat, Mike Davis

Este texto de Mike Davis trata del desarrollo de los barrios pobres y sus consecuencias, alrededor del mundo, eso especialmente en los países emergentes. Esa lectura me llevó a pensar en la situación de la pobreza urbana en Rumania desde la caída del sistema comunista. Por eso, voy a tratar de dar un pequeño panorama sobre esa situación.  

Según Ion Ionescu en “la cuestión de la pobreza en Rumania”, las causas de la pobreza son: la reorganización de la economía, la herencia comunista, los actos de corrupción, y el paso de un extremo a otro, es decir, de la híper centralización que había en la época comunista, a la híper liberalización de la economía, etc. que existe ahora. Esos puntos tienen por consecuencia diferentes fenómenos, como el desempleo, lo que se traduce en un aumento de la criminalidad económica, la economía subterránea, la delincuencia, etc. Estos fenómenos se concentran sobretodo en las ciudades y, entonces, en la capital, Bucarest.

En la ciudad propiamente dicha, esos procesos han tenido muchas consecuencias. De hecho, Bucarest está organizado según un modelo residencial clásico, es decir que se compone de una zona central (revitalizada esos últimos diez años), una zona intermediaria mixta donde los conjuntos residenciales comunistas en bloques están al lado de mansiones y otros alojamientos colectivos, y la periferia donde se mantiene una cierta forma de vida rural. Pero, con la transición económica, y por el nivel de desempleo paralelo a una creciente demanda de alojamientos, las diferencias entre los grupos sociales han aumentado mucho. Eso se traduce en mutaciones de la estructura urbana: nuevas fracturas socio-espaciales aparecen junto a la continuidad de las particularidades heredadas de la época comunista (como por ejemplo densidades residenciales importantes, zonas habitables reducidas, etc.)

De hecho, la acentuación de las disparidades sociales después de 1989, así como el endurecimiento de la pobreza, la falta de voluntad política, las idas y vueltas legislativas, el proceso de privatización, han empujado el espacio urbano de Bucarest a una transición. Este fenómeno se ha acelerado desde el año 2000, y a partir de allí, verdaderos riesgos de una extensión urbana caótica existe. Eso porque antes del nuevo milenario, las empresas tenían miedo precisamente del ámbito legislativo. A partir de 2000, se deciden a invertir a fin de explotar al máximo todo el espacio de la ciudad, en contra de los parques etc. Durante todo este tiempo, no existen planes de habilitación, o visiones estratégicas coherentes de desarrollo urbano o inmobiliario. Por eso, por ejemplo, hay una proliferación de barrios compuestos por villas de lujo en la periferia de la ciudad que no tienen vías o infraestructuras de base.  Pero, se mantienen las habitaciones comunistas en muchos lugares de la ciudad. Es decir, habitaciones exiguas, de mala calidad, que necesitan muchas reparaciones, y sobretodo que son muy débiles ante de los riesgos sísmicos. Existen tentativas públicas de rehabilitar esos alojamientos, pero son pocos, y se enfrentan a muchos obstáculos, ¡comenzando por los propietarios! Según las estadísticas de la municipalidad de Bucarest, de cada 380 edificios evaluados, solamente 8, en 2008, habían sido renovados. Así, el mejoramiento de la ciudad se hace muy lentamente, sin verdadera política urbana coherente para la ciudad entera.

Con la entrada de Rumania en la Unión Europea, Bucarest ha conocido una subida rápida del precio de sus bienes inmobiliarios. Esa subida funciona como un filtro social de la población entre los diferentes barrios de la ciudad. Paralelamente, la estrategia gubernamental de relanzar a los alojamientos sociales se paralizó. Sin embargo, hace diez años ya que los discursos de los actores políticos han integrado el concepto de “reconversión urbana”.

Todo eso se concluye en el hecho que la ciudad está ahora en una situación caótica de reconversión. El problema social mayor es la subida de los precios de los alojamientos, que continúan teniendo un importante valor simbólico de estabilidad personal y familiar. No existe una suficiente clase media para neutralizar el proceso de exclusión y de marginalización social existente para las capas mas desfavorecidas. 

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